Una vez más, la voluntad de lucha del movimiento obrero consiguió
frenar una medida perjudicial a los intereses populares. A pesar de la
vergonzosa represión a la que fue sometido ayer por miles de efectivos
de varias fuerzas combinadas, el pueblo convocado en las calles salió
victorioso en otra batalla contra el ajuste Previsional, Laboral y
Tributario que pretende imponer el Gobierno Nacional, cuya víctima
principal serían los sectores más vulnerables, entre ellos, los
jubilados.
No podemos dejar de remarcar que además de la impresionante
manifestación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el pueblo obrero
se movilizó unido en las principales ciudades de nuestro país, manifestando su masivo rechazo a las reformas neoliberales.
La Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) repudia la violenta y generalizada represión desatada por al menos cinco fuerzas de seguridad (Gendarmería Nacional, Policía de Seguridad
Aeroportuaria, Prefectura Naval Argentina, Policía Federal y Policía
de la CABA) mientras el gobierno intentaba aprobar su proyecto de
Reforma Previsional, y denuncia que cerca de una decena de
trabajadores de prensa resultaron atacados y heridos por uniformados,
dentro y fuera del Congreso Nacional.
En distintos episodios a lo largo del día, los uniformados atacaron y
dispararon a quemarropa contra periodistas y reporteros gráficos.
Pablo Piovano, reportero gráfico (Página 12) recibió diez impactos de
bala de goma, disparados a 50 centímetros de distancia por un efectivo
de la Policía Federal. También fueron baleados con postas de goma el
reportero gráfico Germán García Adraste (Clarín), el corresponsal de
ANRed Federico Hauscarriaga y el fotógrafo Leandro Teysseire (Página
12).
El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) denunció además que dentro del edificio del Congreso Nacional fueron agredidos el
periodista Nicolás Fiorentino (editor de Letra P, ex redactor de
Crítica, golpeado en el rostro por un efectivo de seguridad), Guido
Rodríguez, camarógrafo de C5N que recibió un balazo de goma en el
abdomen, y Marcelo Silvestro (Perfil), que terminó con heridas al
igual que un cronista de América TV.
La FATPREN manifiesta su solidaridad con los trabajadores agredidos y
exige al gobierno nacional la inmediata liberación de los detenidos y
que garantice el respeto irrestricto a la libertad de prensa, pilar
indispensable de la democracia, tal cual lo determinan la Constitución
Nacional y el Estatuto del Periodista Profesional (Ley 12.908). Eso
significa que los trabajadores de prensa no deben ser molestados, ni
heridos, ni perseguidos, ni asesinados por desarrollar su labor.
Además de los periodistas, decenas de manifestantes fueron golpeados, heridos y detenidos durante la movilización de ayer, en una inusitada muestra de violencia estatal. Y tanta saña tiene un motivo principal: se están ejercitando. Las fuerzas de seguridad serán imprescindibles para imponer las reformas neoliberales programadas por el gobierno nacional, contra la voluntad de los sectores populares. Sólo con represión y muerte conseguirán aprobar una reforma laboral que entraña el ambicioso intento de modificar el paradigma legal regulador del empleo y desarticular el sistema sindical argentino, que durante el último siglo obtuvo y sostuvo las conquistas laborales y sociales sobre las que se asienta el nivel de vida actual de trabajadores y trabajadoras.
En este escenario, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa
expresa su convicción de que la mejor herramienta para enfrentar la
embestida del gobierno contra los derechos y conquistas del pueblo es
una sólida unidad en la lucha de todo el movimiento obrero, sin
fisuras, sin grietas, todos unidos contra el ajuste. Y por eso desde
la FATPREN exigimos nuevamente a la Confederación General del Trabajo (CGT) que convoque a un paro general en todo el país, como primer paso en un plan de lucha destinado a frenar las reformas, que producirán despidos masivos, precarización, flexibilización laboral, recortes salariales, regresión de los convenios colectivos, desaparición de sindicatos y obras sociales, y un profundo empobrecimiento de la clase trabajadora.