La Confederación Sindical Internacional (CSI) denunció que el Grupo de los Empleadores bloqueó hoy la discusión de algunos de los peores casos de violaciones de los derechos de los trabajadores y trabajadoras en la Conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra.
Desde 1926, la Conferencia ha discutido los casos más graves incluidos en el informe anual del Comité de Expertos de la OIT, una instancia de 17 miembros integrada por eminentes juristas internacionales e independientes. Este año, la Organización Internacional de Empleadores (OIE) se ha negado a discutir los casos.
Sharan Burrow, secretaria general de la CSI, expresó que “en la OIT, los empleadores están tratando de mantener en secreto las peores violaciones y evitar la vigilancia internacional que podría ayudar a salvar vidas y a hacer frente a algunos de los ataques más atroces a los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. El año pasado, fueron asesinados en Colombia veintinueve sindicalistas, pero los empleadores consideran que la OIT no debería hablar ni siquiera de ello, ni de la terrible campaña de violencia contra los sindicalistas en Guatemala o en Swazilandia. Los egipcios se encuentran en medio de una batalla por sus derechos más básicos a un trabajo decente, pero los empleadores parecen estar del lado de las fuerzas militares y fundamentalistas interesadas en privar de voz a los trabajadores. La Organización Internacional de Empleadores también se ha negado a permitir que se hable de la supresión de los derechos de negociación colectiva en Grecia y España, donde la caída en picada de los ingresos está empeorando la ya difícil situación económica del país, ni tampoco de otros casos graves en los que se violan las leyes del trabajo decente”.
“La OIT se estableció sobre la base de la justicia social y el compromiso de respetar el Estado de Derecho que se aplica a todos aquellos y aquellas que trabajan. Los juristas más eminentes del mundo del trabajo han presentado sus conclusiones a la Conferencia de la OIT, pero la Organización Internacional de Empleadores se niega a permitir que se examinen sus conclusiones”, afirmó Burrow.
Los empleadores han secuestrado el proceso basándose en una convicción ideológica equivocada según la cual el derecho de huelga, garantizado por numerosas leyes, constituciones nacionales e instrumentos internacionales, constituye una amenaza para la codicia corporativa. “Los grupos de empleadores están tratando de socavar uno de los mecanismos más eficaces de los derechos humanos en el sistema internacional. Esta postura podría hacer que sus empresas miembros menos responsables obtengan unos pocos beneficios más y sostengan gobiernos que permiten, o incluso fomentan, la violencia contra los que trabajan. Sin embargo, lo harán a costa de las vidas y el sustento de algunos de los trabajadores y trabajadoras más vulnerables del mundo”, concluyó la dirigente sindica global.
Asimismo, la CSI presentó su informe anual sobre las violaciones de los derechos sindicales, en el que indica que 2011 fue un período muy difícil y a menudo peligroso para los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo, ya que aquellos que se atrevieron a defender sus derechos sindicales fueron víctimas de despidos, detenciones, encarcelamientos e incluso la muerte. Este año, el informe examina 143 países.
Una vez más, Colombia es el país más peligroso para los sindicalistas. De las 76 personas asesinadas a causa de sus actividades sindicales, sin contar los trabajadores que perdieran la vida durante la Primavera Árabe, 29 se registraron en Colombia. Guatemala, como ya empieza a ser habitual, también ha pagado un enorme tributo con más de 10 asesinatos, crímenes cometidos con la más absoluta impunidad. También en Asia hay que lamentar la muerte de ocho sindicalistas.
Las tendencias mundiales destacadas en el informe incluyen el no respeto a la legislación laboral por parte de los Gobiernos, la falta de ayudas para financiar las inspecciones o la protección, la ausencia de derechos y los abusos cometidos contra los trabajadores y trabajadoras migrantes en el mundo entero, y más particularmente en los países del Golfo, así como la explotación de la mano de obra esencialmente femenina en las zonas francas de exportación a escala mundial. Los 100 millones de trabajadores/as del hogar figuran también entre los más vulnerables.
El año 2011 ha estado evidentemente marcado por la Primavera Árabe y las revoluciones que la acompañaron en el Norte de África, Oriente Medio y los países del Golfo. En estas regiones, la represión de los derechos sindicales ha sido particularmente intensa. Durante los levantamientos, las organizaciones sindicales tuvieron un papel preponderante, sobre todo en Túnez, Egipto y Bahrein. Desgraciadamente también pagaron un precio muy caro. Centenares de sindicalistas perdieron la vida durante los enfrentamientos y miles fueron detenidos. En la actualidad, la democracia parece ir abriéndose camino, como ha demostrado la masiva participación en las elecciones egipcias en noviembre, y los continuos movimientos de protesta que persisten en Siria y en Bahrein. El establecimiento de un movimiento sindical independiente empieza a estar encarrilándose, pese a que sigue sin disfrutarse de libertad sindical en algunos países como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Eritrea o Sudán.
Según el informe de la CSI, los trabajadores y trabajadoras siguen siendo particularmente vulnerables frente a la crisis financiera mundial, dado que la mayor parte de los Gobiernos han optado por favorecer las medidas de austeridad en lugar de estimular el crecimiento y el empleo. Las consecuencias son terribles, en especial para los jóvenes. En 2011, más de 205 millones de personas estaban desempleadas. En España, por ejemplo, 40% de los jóvenes no tienen trabajo, y en Grecia la tasa de desempleo se sitúa en el 21%. Las medidas adoptadas para obtener la máxima rentabilidad e incrementar la flexibilidad, a expensas del trabajador, han demostrado ser un fracaso. El aumento del trabajo precario es consecuencia directa de dicho fracaso, e impide a las organizaciones sindicales defender a los trabajadores/as correctamente, como ha sido el caso en Sudáfrica, Bangladesh, Camboya y Pakistán.
“La situación de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras es sumamente preocupante”, afirmó Sharan Burrow sobre la cuestión. “La mayoría de ellos no disfrutan de derechos fundamentales como la negociación colectiva y la libertad sindical, y tienen un empleo precario. Sus vidas están perturbadas, ya que tienen que trabajar durante horas en situaciones peligrosas e insalubres, a cambio de salarios tan bajos que no alcanzan para cubrir sus necesidades y las de sus familias. Esto explica en parte la recesión mundial”.
El informe de la CSI indica que, en numerosos países, las acciones de huelga son violentamente reprimidas, recurriendo a despidos masivos, arrestos y detenciones, como por ejemplo en Georgia, Kenya, Sudáfrica y Botswana, donde 2.800 trabajadores fueron despedidos después de una huelga en el sector público. Los países en vías de desarrollo no son los únicos donde la libertad sindical corre peligro. En muchos países industrializados, los derechos sindicales han sido amenazados, concretamente en Canadá, donde el Gobierno conservador ha lanzado varios ataques contra la libertad sindical y el derecho de negociación colectiva.
La sindicalización resulta particularmente difícil para los trabajadores/as en las zonas francas industriales, según el informe de la CSI. Siguen existiendo restricciones legales y en la mayoría de las zonas los sindicatos están prohibidos.
Por último, los trabajadores/as migrantes representan un grupo altamente vulnerable, sobre todo en los Estados del Golfo, pese a que constituyen la mayoría de la fuerza laboral de Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, pero donde apenas tienen derechos. Entre esos migrantes, están los cerca de 100 millones de trabajadores y trabajadoras del hogar, mayoritariamente mujeres, que apenas conocen sus derechos y, sobre todo, no disponen de medios para hacer que se respeten.
Por otra parte, la CSI acogió con beneplácito la adopción del Convenio n°189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre los trabajadores domésticos, que concede a estos trabajadores y trabajadoras el derecho a formar sindicatos y a gozar de unas condiciones de trabajo decentes, y está actualmente implicada en la campaña “12 para 12”, cuyo objetivo es conseguir que al menos 12 países hayan ratificado el convenio para finales de 2012.
El informe completo, país por país, puede ser consultado en http://survey.ituc-csi.org
06-06-2012